jueves, 8 de diciembre de 2011

EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA DE LA REFORMA

Contribución fundamental  a la formación de la mentalidad moderna fue la reforma religiosa de Lutero y Calvino, en el aspecto pedagógico tuvo la reforma protestante una importancia decisiva porque con ella se plantea por primera vez el problema de la instrucción universal.

La religión de los platónicos renacentistas es una religión de doctos; más que una religión, es una filosofía teológica incapaz de difundirse entre las masas populares y de valer como principio de renovación de la religiosidad.
La palabra de Cristo se dirige no a los doctos, sino a todos los hombres en cuanto tales, y lo que quiere renovar no es la doctrina, sino la vida.

Erasmo había aclarado el concepto fundamental de la Reforma: renovar la conciencia cristiana mediante el retorno a las fuentes del cristianismo. Era un humanista habituado a moverse en el mundo de los doctos y, como tal, era renuente a soliviantar, con la religión, fuerzas políticas y sociales que le parecían extrañas al mundo de la cultura.

LUTERO

Martín Lutero (1483-1546) es el campeón del retorno a las fuentes cristianas como vía para renovar la conciencia religiosa. Niega rotundamente la validez de la tradición cristiana y se propone acudir al propio evangelio.
Lutero consideraba el magisterio directo de Cristo y los apóstoles como el único válido, y la fe en la verdad del mensaje cristiano como base exclusiva de la salvación.
Este es el principio fundamental de la reforma: la justificación por medio de la fe.
La fe es la confianza en la justificación por parte de Dios.
Para Lutero la razón es “la más encarnizada y pestífera enemiga de Dios”. Los filósofos son todos “sofistas”.
La investigación racional implica iniciativa y libertad por parte del hombre, mientras que la fe significa renunciar a toda iniciativa de salvación y abandonarse a Dios.
El retorno al Evangelio suponía negar la función mediadora del sacerdocio y de los sacramentos instituidos por la iglesia. Lutero reduce los sacramentos primero a tres, luego sólo a dos: bautismo y eucaristía, pues sólo éstos habían sido instituidos por el propio cristo como atestiguan los evangelios.

ZUINGLIO Y CALVINO

Reformador Suizo Ulrico Zuinglio (1484-1531), quien abrazó la doctrina humanística de una sapiencia religiosa original en la cual confluyen, acordándose entre sí, los textos de las Sagradas Escrituras y de los filósofos paganos. Para Zuinglio la revelación es universal y todo lo que se haya dicho de verdadero, lo haya dicho quien lo haya dicho, sale de la boca misma de Dios.
Dios es el ser, el sumo del bien, la Unidad en el sentido eleático, la naturaleza misma. El hombre cree porque Dios lo ha elegido.
Zuinglio, más que Lutero, rechaza toda ceremonia , símbolo o aparato externo de la religión. Para él, incluso la Eucaristía no es más que una ceremonia simbólica.

Quiere que el hombre se dé a la vida social, pues sólo en ella puede realizar las buenas obras que revelan la gracia justificadora.
Ambiciona renovar la vida política y social mediante el retorno a la sociedad cristiana original.
Para Juan Calvino (1509-1564) el retorno a las fuentes del cristianismo es esencialmente un retorno a la religiosidad del Antiguo Testamento. En su obra fundamental, instituciones de la religión cristiana, Calvino admite y defiende la unidad del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Para Calvino el trabajo es un sagrado deber y el buen éxito en los negocios puede incluso ser una prueba del favor de Dios. Como en el Antiguo Testamento, el Dios del calvinismo manifiesta su predilección ayudando al hombre a conquistar la prosperidad y el bienestar.
En cierto modo, sobre la ética calvinista se modeló el espíritu emprendedor, agresivo, enemigo de sentimentalismos, de la naciente burguesía capitalista.
Distinguía la organización civil de la religiosa, Calvino promovió una especie de régimen teocrático, que se realizaba mediante formas regulares de elecciones democráticas.


CONSECUENCIAS POLÍTICO-EDUCATIVAS DE LA REFORMA PROTESTANTE

El principio de la libertad de conciencia, no se trataba sólo de diversidades dogmáticas sino de movimientos que tenían como base diferentes fuerzas sociales.
Lutero formó buenos súbditos, Calvino buenos ciudadanos.
Esta importante diferencia en el espíritu que animaba a las dos principales ramas reformadas no debe ocultarnos la sustancial identidad de las consecuencias de la Reforma protestante por lo que se refiere a las instituciones escolásticas, constituyó un impulso decisivo hacia:

  1. La afirmación del principio de la instrucción universal;
  2. La formación de escuelas populares destinadas a las clases pobres, en todo diversas de las escuelas clásicas de las clases ricas;
  3. El control casi total de la instrucción por parte de autoridades laicas;
  4. Una creciente fisonomía nacional de la educación en los diversos países

Una de las primeras consecuencias del movimiento luterano fue la supresión de las órdenes religiosas y la confiscación de los bienes eclesiásticos por los príncipes y los feudatarios más potentes. Un sinnúmero de escuelas de religiosos dejaron de funcionar en el preciso momento en que la afirmación del principio de la libertad de la conciencia y del sacerdocio universal exigía que todos y cada uno de los creyentes estuviesen en condiciones de leer e interpretar directamente las Sagradas Escrituras.

Lutero promueve la creación de nuevas escuelas populares de carácter práctico y en lengua vulgar, tiende a reformar en el sentido de una mayor seriedad de contenido la ya tan difundida escuela humanística.
Aspecto importante de la posición de Lutero ante la pedagogía es su enérgico rechazo de los métodos constrictivos y violentos. Según dice, es necesario hacer de modo que los niños encuentren en el estudio igual o mayor placer que en los juegos.

Felipe Melanchthon (1497-1560), logró establecer en el campo educativo un feliz equilibrio entre la tendencia “realista” de Lutero y la representada por Erasmo.
A Melanchthon se confió la nueva organización eclesiástica y escolástica de Sajonia, así como la reorganización de los estudios en la Universidad de Wittemberg.
En Ginebra se preocupó Calvino por organizar en formas diversas la educación popular y la clásico-humanística, para la cual fundó el College de la rive con la insigne colaboración de Maturino Cordier, ex maestro de College de Guyenne.

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